mi madre apura la respiración
su frágil cuerpo descansa
en este mismo lugar
donde mi padre respiró por última vez.
titila una luz en la ventana
la misma que en la infancia
aparecía tras la noche como un signo.
tanto deambular, tanto trajín
y otra vez en esta sombra incierta
asiéndome de esa pequeña luz
que agiganta la grieta en la pared
aquella, la de entonces,
cuando el miedo estaba afuera
en la calle estremecida por un pájaro
o en el cielo lastimado por un grito.
[mi madre apura la respiración
soy la única que oye ese sonido ,
ese compás disímil, cansado
que surge con dificultad
y enciende, todavía,
el brillo tenue de su vida]
su frágil cuerpo descansa
en este mismo lugar
donde mi padre respiró por última vez.
titila una luz en la ventana
la misma que en la infancia
aparecía tras la noche como un signo.
tanto deambular, tanto trajín
y otra vez en esta sombra incierta
asiéndome de esa pequeña luz
que agiganta la grieta en la pared
aquella, la de entonces,
cuando el miedo estaba afuera
en la calle estremecida por un pájaro
o en el cielo lastimado por un grito.
[mi madre apura la respiración
soy la única que oye ese sonido ,
ese compás disímil, cansado
que surge con dificultad
y enciende, todavía,
el brillo tenue de su vida]
(Ana Gervasio, 1972)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario