La neblina está baja
a la altura del maíz.
Llueve hace días, el barro
pareciera traer la noche
un rato antes.
No hay mucho por hacer: sentarse
a mirar por la ventana y esperar
que un auto pase
alguno de la ruta, César
que justo mire
saludarlo, hacer un comentario
y volver a callarse.
Una película fina envuelve los árboles
los techos, las paredes de las casas
como si fuera un nailon
o, simplemente, una tristeza vieja.
a la altura del maíz.
Llueve hace días, el barro
pareciera traer la noche
un rato antes.
No hay mucho por hacer: sentarse
a mirar por la ventana y esperar
que un auto pase
alguno de la ruta, César
que justo mire
saludarlo, hacer un comentario
y volver a callarse.
Una película fina envuelve los árboles
los techos, las paredes de las casas
como si fuera un nailon
o, simplemente, una tristeza vieja.
(Paulina Cruzeño, 1983)
Dedicado a los talleristas que desaconsejan, a veces casi con espanto, esa clase de adverbios porque "todo lo que termina en MENTE, complica un poco".
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