Imaginen a Sísifo con la roca en el piso,
sus brazos agarrotados de cansancio
y fumando un pucho antes de volver al karma.
Cuando Ian Curtis se ahorcó, la banda no se desmembró,
pero tampoco intentó embalsamarse
con un nuevo cantante. Nada de taxidermia.
Establecieron un nuevo orden,
buscando atravesar la angustia
hasta llegar a la libertad. Y casi
nunca cantaban las canciones viejas.
sus brazos agarrotados de cansancio
y fumando un pucho antes de volver al karma.
Cuando Ian Curtis se ahorcó, la banda no se desmembró,
pero tampoco intentó embalsamarse
con un nuevo cantante. Nada de taxidermia.
Establecieron un nuevo orden,
buscando atravesar la angustia
hasta llegar a la libertad. Y casi
nunca cantaban las canciones viejas.
(Fabián Casas, 1964)
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